La justicia antes del juicio

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El uso indebido de la prisión preventiva ─es decir, la privación de libertad de las personas en espera de juicio o de sentencia firme─ es una de las principales causas, aunque evitable, de la sobrepoblación carcelaria, y constituye una grave violación de los derechos fundamentales. Desde el año 2000, el número de reclusos preventivos ha aumentado considerablemente en todo el mundo, a pesar de que existen medidas más económicas y menos restrictivas, como el uso de los brazaletes electrónicos. 

En muchos países, existe una gran brecha entre la legislación y la práctica en cuanto al uso de la prisión preventiva. Si bien los sistemas judiciales (en conformidad con los estándares internacionales) afirman que se trata de una “medida excepcional”, el recurso a la prisión preventiva suele ser la norma. A menudo, el problema no reside en la ley en sí, sino en factores socioeconómicos y sistémicos mucho más amplios que influyen en su (mala) aplicación. 

Nuestra investigación exhaustiva ─que incluye entrevistas con más de 70 abogados penalistas expertos─ nos ha permitido comprender por qué esta medida, que debería aplicarse como último recurso, se utiliza de manera tan habitual. 

Comprender el uso excesivo de la prisión preventiva 

  • Desventajas socioeconómicas. Las personas provenientes de entornos desfavorecidos tienen más probabilidades de ser arrestadas. Además, la falta de medios económicos para pagar su fianza y su representación legal favorece el recurso a la prisión preventiva.  

  • Sistemas de justicia penal. Otros aspectos de la “maquinaria” de la justicia penal también forman parte del panorama. Además de la falta de recursos de la Policía y de la Fiscalía, así como de los servicios y las infraestructuras judiciales ─que provocan enormes retrasos en las investigaciones y los juicios─, la deficiencia de la asistencia jurídica y la falta de medidas alternativas a la privación de libertad dan lugar a un uso indebido de la prisión preventiva y a su prolongación. 

  • Cultura y prácticas judiciales. Los jueces tienden a hacer suposiciones infundadas acerca de los riesgos y desestimar rápidamente los argumentos de la defensa sobre la falta de pruebas o las posibilidades de mitigar dichos riesgos sin recurrir a la prisión. Asimismo, están muy influenciados por el temor a la crítica por parte de los medios de comunicación (y las redes sociales) y no suelen dar razones concretas sobre la decisión de aplicar la prisión preventiva.  

Condiciones de vida en prisión preventiva 

En muchos países, los reclusos preventivos son alojados en centros sobrepoblados, en condiciones de hacinamiento e insalubridad, y son objeto de malos tratos y violencia; sus condiciones de vida suelen ser peores que las de los reclusos penados, ya que no tienen acceso al trabajo, a la educación o a programas de rehabilitación.  

Las personas en prisión preventiva pueden ser forzadas a confesar o a aceptar acuerdos de culpabilidad. El hecho de estar encarceladas, obstaculiza la preparación de su defensa y la posibilidad de consultar un abogado o revisar las pruebas de la Fiscalía. Estos factores reunidos aumentan el riesgo de errores judiciales. 

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